La Cartagena árabe

Al fallecer el monarca visigodo Witiza, en el año 710 d.C., Rodrigo fue proclamado rey, que no pertenecía a la línea de sucesión. Los hijos del soberano pidieron ayuda al gobernador musulmán de Tánger, Tariq, quien derrotó, junto a unos 7000 bereberes, al rey Rodrigo en las proximidades del río Gudalete. Estos enfrentamientos facilitaron la entrada musulmana en Hispania y provocaron la desaparición de la monarquía visigoda.

La conquista fue rápida. En el año 734 d.C. Cartagena se convierte en territorio árabe y es denominada Qartayannat al-Halfa. La ciudad empezó a recuperar el protagonismo de la época romana. Durante el reinado de Adb al-Rahman I (756-788), se transforma el puerto en una destacada base naval y, años más tarde, Adb al-Rahman III convierte a la bahía de Cartagena en una de las más transitadas, marítimamente hablando, a causa de la riqueza comercial con las minas de la zona. Sin duda alguna, este hecho haría que la Ciudad Portuaria ocupase un lugar muy significativo en Al-Ándalus.

La economía de la ciudad crecía poco a poco, debido, entre otros aspectos, a una próspera agricultura y al comercio. En la agricultura destacó la difusión del regadío a través de acequias y molinos de agua. Los musulmanes introdujeron los cítricos, los cultivos de huerta, el algodón, la caña de azúcar… que se sumaron a los cultivos, ya existentes y profundamente explotados, de trigo, vid y olivo. La ganadería, sin embargo, no tuvo apenas desarrollo. 

En Cartagena, los árabes establecieron la medina en las laderas del cerro de la Concepción. Esta se encontraba amurallada y en su punto más alto se encontraba la alcazaba. El zoco, un centro comercial abierto y formado por talleres artesanos agrupados por actividades, y las alhóndigas, donde se almacenaban los productos, conformaban las principales construcciones destinadas al comercio. Además, la ciudad también tenía: mezquita, arrabal, maqbara… Actualmente podemos encontrar algunos vestigios, como la Torre Linterna situada junto al Castillo del Parque Torres, entre otros. 


La ciudad recuperó la intensidad de la vida, que se desarrollaba con la convivencia de diferentes grupos sociales. La minoría árabe pasó a ocupar los cargos más destacados de la sociedad, consiguiendo, además que la mayoría de la población peninsular se convirtiera al islam (conocidos éstos como muladíes). Los cristianos y judíos constituían una minoría que se refugió en sus lugares de culto, como San Ginés de la Jara. Sin duda alguna, la convivencia de estos y otros grupos sociales fue uno de los rasgos más llamativos de la sociedad andalusí, debido a la tolerancia que predominaba. 

Este tiempo también se caracteriza por ser cuna de un gran número de intelectuales. En Cartagena nació Hazim al-Qartayanni, autor de la Qasida al-Maqsura, una de las obras magnas de la poesía árabe andalusí. 

Por otra parte, fue una época en la que surgieron algunas denominaciones que perduran hoy en día, tales como: Algameca, Alumbres, Azohía, Benipila, Mandarache…

Con esta entrada hemos podido conocer otro periodo histórico de nuestra ciudad, que se suma a otros tantos de los que ya os he hablado anteriormente, como el romano o el mastiano… 

Entrada publicada el 27/01/14