Así hablamos en Cartagena. Parte II

(...) También es común escuchar “anca” (degeneración lingüística de la expresión "a casa de" o "para la casa de") o “ardiles” (poca predisposición de alguien para hacer algo; desgana) así como “jardares” (se refiere a una camisa que va por fuera del pantalón). Y ¿sabéis lo que es un “picoesquina”?, pues no es otra cosa que la esquina de un edificio. 

Otras palabras curiosas son: “terrao” (terraza), “gayao” (cayado), “atascao” (terco), “chuchurrío” (deforme) o “enrobinao” (oxidado). La palabra “chispica” y nunca miajita, ni momentito... O llamar “cojonicos” o “cojones” a los peques de la familia, donde al benjamín se llamará “cabico tripa”.

Ten cuidado si utilizas las siguientes palabras, si no quieres poner de “malafollá” (mal carácter) a la persona que se las digas y recibir de ella una “guantá” (guantazo). “Sonso” es una persona inofensiva en apariencia, pero que actúa con picardía o maldad y un “penco” aquella que es poco espabilada. Si a alguien le dices “rabalera/o” le estás expresando que sus modales o manera de hablar da muestras de mala educación. Por otra parte, una “esaboría” es una persona poco amable, un “jamelgo” es alguien ocioso y poco estiloso y una “ravisca” es una persona rebelde. Con “espatarragá” describes a una mujer que se sienta con las “patas” (piernas) abiertas, con “jaquetona” te refieres a una señora exuberante y de buen porte y  con “repanchigá” a quien está sentado o acostado de mala manera. Otras palabras que pueden producir “pesahombre” (pesadumbre o malestar) son: “manflorita” (homosexual), “gomias” (rácano miserable) y “carlancúo” (viejo y solterón).

Además, en Cartagena, también tenemos múltiples expresiones como: “ir a rabo sacao” (ir con prisa), “en un pis pas” (hacer algo muy rápido), “ser más listo que los ratones coloraos” (persona espabilada), “hablando mal y pronto” (expresión que suele suceder a una palabra malsonante), “luego a luego” (período de tiempo indefinido, pero cercano), “más ancho que largo” (locución utilizada para expresar que alguien se siente orgulloso de algo o a gusto con algo),  comer “pan, pijo y habas” o “arroz y piola” (es decir, nada que apetezca o muy poca cosa), “no es menester” (no es necesario), “se me ha antojao” (locución utilizada para expresar deseo), “subir para arriba y bajar para abajo” (redundancia típica de Cartagena de los verbos subir y bajar) o “dale Perico al torno” (locución que expresa una reiteración de ideas, palabras...). Otras expresiones locales son: mandar a alguien “a la mi... en bote”, “mear safrán” (hacer algo muy difícil), ser “más duro que Maiquez” o tener algo más grande que “la puerta del Arsenal”.

En la Ciudad portuaria, para decir en voz baja se emplea una palabra preciosa: se dice “abonico”. En vez de decir muchacho, usamos una abreviación: “acho”. También es típico nuestro seseo, que es una de las formas autóctonas de expresión más singulares y que se “cucha” (escucha) principalmente en la zona periférica. Y además, no nos podemos olvidar de los diminutivos cariñosos terminados en "ico" o "ica". Se trata de una manera característica de Cartagena y su comarca la de formar diminutivos.

Finalmente, destacar que a los foráneos también les llaman la atención otras palabras como “capuzón” (chapuzón), “curiana” (cucaracha) o “emboriá” (con niebla), por ejemplo. Aunque si por ejemplos fuera, estas entradas serían bastante extensas, debido a la “catelva” (multitud) de palabras y expresiones cartageneras que existen. “Asinque” (así es que) no me quiero alargar más.

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Entrada publicada el 27/01/13